lunes, 8 de febrero de 2010

Y se juntaron Rosario y la Capital, se juntaron el bien y el mal, se juntaron dos almas en una sola, se juntaron Sabina y Piazzolla. Se juntó una religión que era puro corazón con otra que nunca existió, se juntaron dos camas y no alcanzaban para tanto fuego, tanta acción, tanto descontrol.

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